Valle-Inclán comienza su carrera literaria en Santiago de Compostela con la publicación de pequeños textos, que más tarde extendería a varios géneros de la narrativa, del teatro y de la poesía lírica. Comienza siendo uno de los mayores artistas modernistas, corriente literaria a la que pertenecía, aunque pronto crea un nuevo estilo literario, al que llama esperpento, que le permite ver la tragedia de la vida de forma más humorística y grotesca.
Su producción narrativa se inicia en el modernismo, prosa con una gran musicalidad, refinada y preciosista, con la que crea un mundo donde el recuerdo nostálgico ocupa un lugar primordial. Entre 1902 y 1905 llevó a cabo todo un monumento del modernismo en narrativa; Sus cuatro sonatas, compuesta por Sonata de otoño (1902), Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905), en las que relata de forma autobiográfica la vida amorosa del Marqués de Brandomín, representada por una nostalgia sensitiva. Su obra poética, también modernista, se reúne en una trilogía llamada Claves líricas (1930) que está compuesta por Aromas de leyenda. Versos en loor a un santo ermitaño (1907); formado por catorce poemas en los que describe Galicia, El pasajero (1920); treinta y tres composiciones en los que habla de la muerte, la vida, etc, y La pipa de kif (1919); poemas de esperpento, trágico-humorísticas. Respecto al teatro y artes escénicas Valle-Inclán fu actor, adaptador, traductor, escenógrafo, director y productor teatral y sobre todo, dramaturgo. Su teatro se divide en cinco períodos:
- Ciclo modernista: El marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908).
- Ciclo mítico: Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).
- Ciclo de la farsa: Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920); llegada del esperpento.
- Ciclo esperpéntico: Luces de bohemia (1920 y 1924) y Martes de Carnaval (1930).
- Ciclo final: Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.
Más tarde, los temas y el estilo de Valle-Inclán empieza a parecerse cada vez más a el de la generación del 98, alejándose del modernismo, dejando la nostalgia y melancolía de sus anteriores obras sustituyéndolo por un humor desgarrado con picaresca mirada sintetizando la realidad nacional de forma caricaturesca, y lo hace creando su propio estilo, “el esperpento”.
En 1920 Ramón relaciona su obra por primera vez con la palabra esperpento, que según él, es una modalidad que consiste en buscar el lado cómico en lo trágico de la vida. El esperpento se caracteriza por buscar una deformación de la realidad, intensificando lo grotesco y lo absurdo. Equivale al estilo de Goya en la pintura, ya que son obras que presentan la realidad deformada o vista desde un espejo cóncavo. El autor entiende por esperpento el tercero de los tres modos de ver el mundo artísticamente: el primero es verlo “de rodillas”, es decir, ver a los héroes superiores a los seres humanos (autor), que es la posición clásica, el segundo es verlo “de pie”, es decir, con las mismas virtudes y defectos que el autor, que es la posición más próspera, y la tercera es mirar al mundo desde un plano superior, como seres inferiores al autor, con ironía, que es la que Valle-Inclán relaciona con el esperpento. La primera obra que él califica como esperpento es Luces de Bohemia (1920).
A continuación un breve fragmento de Luces de Bohemia y la obra de Divinas Palabras.